El 24 de noviembre de 2016 se celebró una sesión de sensibilización sobre Servicios Sociales y Autonomía Personal enfocada a profesionales. El acto se hizo posible mediante la colaboración de CERMI Madrid, la Fundación ONCE y el Ayuntamiento de Madrid. La programación de la jornada incluía una «Mesa de Experiencias personales de autonomía personal» a las que acudía como invitado Iñigo Ruíz de Loizaga.
Los que lleváis tiempo en contacto con La Fundación Ana Valdivia por una u otra causa seguro que conocéis a Iñigo. Incluso es posible que sea Iñigo quien os conozca a vosotros pues lleva tanto tiempo con nosotros que a veces nos preguntamos qué fue antes, ¿Iñigo o la Fundación? El caso es que, a modo de pequeño homenaje, le hemos pedido que compartiera con nosotros su experiencia y sus palabras y aquí os las traemos. Esperamos haceros llegar a través de ellas un poquito del inmenso orgullo que nos despierta. ¡Gracias Iñigo!
La primera noticia que tuve sobre la charla de independencia y autonomía personal para el CERMI Madrid fue cuando me lo dijo Carlos, el coordinador de la Fundación Ana Valdivia. Yo pensé por qué no, si Alberto (mi mejor amigo) puede yo también. Me echó una mano Noelia (una de las psicólogas de la Fundación) a escribirla y también a tranquilizarme en la charla porque estaba súper nervioso pero luego me tranquilice y dije: ¡aquí estoy yo! (Esa frase pensé cuando empecé a hablar … porque la vida puedes ser maravillosa):
Hola soy Iñigo, soy atetósico y si alguien no me entiende me puede interrumpir para preguntar. Es la primera vez que hablo delante de tanta gente y estoy un poco nervioso como pueden comprobar. Voy a hablar de la primera vez que me vestí yo solo:
Fue cuando tenía 9 años. Mi madre todos los días me ayudaba a desvestir y a vestir. Una noche después de la ducha mientras me estaba poniendo el pijama, le llamaron por teléfono y me lo puse yo solo en 10 minutos. Cuando mi madre colgó el teléfono, vino a ayudarme y vio que estaba vestido y le preguntó a mi hermano si me había vestido él porque no se creía que me hubiera puesto yo el pijama. Mi hermano le dijo que no me había ayudado. Me sentí satisfecho, más independiente y me encanto haberles sorprendido. A partir de ese momento me puse el pijama yo solo y ya no pido ayuda. Más adelante, aprendí a ponerme el chándal, la camiseta, los zapatos y por último, los calcetines. Éstos aún me cuestan mucho y algunas veces me los pongo al revés. Necesito ayuda si son camisas o pantalones con botones o cremallera. Por ejemplo, cuando voy a clase de natación soy independiente: me visto y me desnudo solo sin necesitar ayuda de los profesores. Incluso si llego yo el primero me voy cambiando. Para vestirme solo necesito tiempo pero lo hago y cada vez tardo menos.
Otro proyecto futuro que tengo es manejar la silla eléctrica para coger el metro y para ser más independiente. Pero mi padre y mi hermano dicen que no se atreven, pero yo les digo que con mi constancia lo conseguiré.
Moraleja: con ganas y tiempo todo es posible.
Soy fan de Iñigo desde que le conozco, hace mucho tiempo ya, pero según pasan los años y veo su evolución, su tesón, su sentido del humor…, mi admiración y cariño por el continúan creciendo. Eres grande, amigo!!!
Me siento muy orgullosa de mi valiente sobrino. Ánimo Iñigo!